domingo, 24 de mayo de 2020

Capítulo 24


Gonzalo se ha quedado de piedra por las acusaciones vertidas contra el que cree su esposo.
--¡¡eso no es cierto... mi esposo es intachable¡¡
Le leen sus derechos y tratan de esposarlo pero Gonzalo se pone en medio.
--¡¡no, a mi Juan no se lo llevan a ningún lado¡¡
--¡¡llevamos tiempo investigando a su marido y por fin tenemos las pruebas para poder apresarlo. si usted se opone lo detendremos por desacato¡
Gonzalo está dispuesto a defender a su amado con si vida si es preciso. Emilio está muy emocionado por todo el amor que le está demostrando su amado pero tiene miedo, no puede saber si Juan es culpable o no. Su única defensa es la verdad.
--¡no, no se van a llevar a mi esposo¡¡ --dice Gonzalo muy violento para que no lo esposen-- ¡¡Juan, di que eres inocente, dile¡¡
El dolor de Gonzalo llega a Emilio. Le duele que esté sufriendo por su culpa.
--¡no Gonzalo... no te expongas por mi¡¡
Gonzalo se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡a mi no me importa nada, yo me voy contigo¡
Emilio le pone las manos en las mejillas a su amado:
--por favor... yo no quiero que te pase nada...
--pero --solloza Gonzalo.
Emilio lo hace callar con un beso:
--te quiero libre, con tu amor ya tengo suficiente.
Los amantes se abrazan.
--¡¡¡te voy a sacar de esta¡¡yo te voy a sacar de esta¡¡
Emilio y Gonzalo se miran con lágrimas en los ojos. Los dos tienen miedo que sea una despedida pero Gonzalo está dispuesta a mover cielo y tierra para no ser separado del que cree Juan. Emilio está más abatido, sabe que ese es el fin.
--¡¡por favor... no tenemos todo el día¡¡ --se impacienta el policia.
Gonzalo y Emilio juntan sus frentes.
--no olvides que te amo... --dice Emilio.
--te amo, mi amor y sé que eres inocente... ¡¡voy a luchar por ti¡¡vas a salir muy pronto... esta misma noche¡¡
Se besan nuevamente. Es un beso con sabor a dolor y despedida. El policia empieza a empujar a Emilio, Gonzalo se vuelve a enfrentar a la policia pero Emilio extiende sus manos. Y lo esposan. Gonzalo llora mientras Emilio es introducido en el coche patrulla. La mirada de amor de Gonzalo le hace fuerte.
--¡¡te amo Gonzalo...¡¡no lo olvides nunca¡¡jamás nadie te amará como yo... como esté hombre que te descubrió en la luna de miel¡¡
Gonzalo no entiende el clamor de su amado pero son otras sus preocupaciones:
--¡¡tú duermes conmigo¡¡no nos van a separar¡¡¡no¡¡
Gonzalo y Emilio ven como se separan, es muy grande su pena. Pero más lo es su amor. Con desesperación, Gonzalo agarra su celular.
--¡¡Francisco... me tienes que ayudar¡¡

Francisco y Gonzalo llegan a la delegación en la que está detenido un asustado Emilio encerrado en la celda el joven teme ser descubierto. Tiene los puños cerrados, asustado por si le toman las huellas..
--¡¡no me pueden descubrir¡¡¡no¡¡prefiero pasarme toda la vida aquí encerrado pero teniendo su amor¡¡
La soledad de esa pared le da miedo:
--¡¡no... no¡¡¿y si digo la verdad? Yo sé qué Gonzalo me ama a mi... a mi...
Emilio desea estar seguro que es a él a quien Gonzalo ama:
--pero es muy arriesgado... ¡¡no¡¡¡él puedo odiarme y no se me pega la gana¡¡
Recuerda las palabras de amor de Gonzalo y eso lo alienta.  Sonríe enamorado:
--me va a esperar... Gonzalo me ama y va a luchar por mi libertad...
Aferra a los barrotes Emilio susurra el nombre de su amado pensando en los mágicos momentos vividos por él:
--aunque si este es el precio que tengo que pagar por amarte lo pagaré con gusto¡¡

Gonzalo está desesperado:
--¡¡yo quiero verlo¡¡me quiero asegurar que está bien¡¡
Francisco trata de calmarlo:
--aquí no puedes entrar así, tú esperame aquí...
--¡¡no, no¡ ¡yo quiero ver a mi Juan¡
--lo más importante ahora es ver qué es lo que pasa y pagar una fianza...
--¡¡pero yo no tengo dinero¡
--¡¡pues entonces Juan tendrá que pasar la noche aquí¡¡
--¡¡qué rabia, si no hubiera comprado el coche¡¡
--¡¡tú esperate aquí, calmado¡¡
Gonzalo agarra de las manos a su amigo:
--mi felicidad está en tus manos... por favor... yo sé que él no te cae bien pero ayúdalo...
--No me cayó bien el Juan que conocí porque no me parecía trigo limpio así que en parte no me extraña todo esto pero él había cambiado, se nota que te ama... tranquilo... sé lo que hago...
Aunque Francisco le pide que esté tranquilo, Gonzalo no puede hacerlo. Lo que más le preocupa es tener que pagar una fianza y no tener dinero. Se le ocurre algo y llama a alguien. Francisco no tarda en salir. No tiene buena cara. Gonzalo se preocupa.
--¿¿que pasó?
--las pruebas es buena... se ve que habia una testigo a la que hizo mucho daño, es una señora a la que enamoró para robarle... le estuvo haciendo chantaje por no contar a su marido ya sabes...
Gonzalo se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡eso no puede ser¡¡
--pues parece que hay más testigos a los que hizo lo mismo... sería su forma de ganarse la vida antes de conocerte a ti...
Gonzalo llora sangre:
--¡¡no... no¡¡yo duermo con él todas las noches y él me ama... no puede ser un estafador¡
--yo siento decírtelo pero con las pruebas que he visto será muy difícil que se libre de la cárcel...
Gonzalo da un fuerte golpe en la pared con  el puño. Francisco le pone las manos en los hombros:
--ya te he dicho... el perfil plantean no es el del Juan que regresó de la luna de miel pero sí del que se marcho... Si te sirve de consuelo... yo creo que sí te ama pero...
Gonzalo no lo deja seguir:
--¡¡pero nada¡¡
Lo mira con mirada firme pero triste:
--¡¡yo sé que me ama y lo quiero fuera de la cárcel¡¡he hablado con un tipo que me compra el coche y si con ese dinero me alcanza quiero la fianza¡
--si tranquilo...

Las puertas de la celda se abren para Emilio. Allá lo espera Gonzalo con Francisco. Los amantes se abrazan con besos llenos de angustia y amor.
--gracias, gracias... --Emilio.
Gonzalo está muy serio:
-vamos a la casa...
Emilio encaja su mano con la de Francisco:
--gracias por sacarme...
--No me des las gracias todavía... Estás fuera bajo fianza... vamos... os llevo a la casa...
--¿y como la has pagado? --Emilio.
--vendí el coche.
Francisco se adelanta. Emilio toma de la mano a Gonzalo ya que está serio.
--¿estás enfadado conmigo?
--Ante todo yo te amo y quiero que seas sincero conmigo... pero en la casa...
Emilio traga saliva. Tiene miedo que lo hayan descubierto.

Ya en el apartamento, Gonzalo mira a Emilio que está temblando:
--Juan...
Emilio se saca un buen peso de encima al darse cuenta que sea lo que sea no lo han descubierto.
--¿eres culpable no?
Y Emilio no sabe qué decir. No lo sabe.
--yo es que... --balbucea.
--Me duele mucho saber lo que has hecho... no sé... sabes... a veces sentia que tú estabas conmigo solo por que yo tenia dinero... ¿Me quisiste de verdad o todo fue por dinero?
Y Emilio recuerda la carta de Juan y no sabe qué decir. Siente pena del dolor de Gonzalo y sufre al pensar que lo va a perder.

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